“Nosotros vendíamos una silla a 20 ó 30 bolivianos. Hoy, con la capacitación, hacemos un acabado de más calidad y esa silla está costando alrededor de 200 ó 300 bolivianos”, señala Diego Mamani, presidente de la Asociación de Carpinteros Microempresarios de El Alto (ACMEA).
Si bien el sector productor de muebles tiene dificultades para adquirir madera de primera calidad, los microempresarios han comprendido que, al mejorar el acabado de sus productos, podrán obtener más ingresos. Y esto sólo se logra con capacitación.
En Bolivia existen 12.000 unidades productivas transformadoras de la madera, de las cuales, el 85% son micro y pequeñas empresas (mypes), precisa Waldo Ballivián, director del Instituto del Mueble Boliviano (IMB).
Ballivián indica que, si bien el sector forestal tiene éxito al vender la materia prima, los productores de muebles no están en condiciones de adquirir la madera de primera calidad.
Mamani explica que otro problema que tiene el sector es que el precio de insumos como la venesta, se encarece día a día.
Mientras, Ballivián opina que la peor amenaza que acecha a los muebleros es que los proveedores de otros países incrementen sus ventas en el país con productos hechos con maderas bolivianas.
Ante esta situación —afirma Ballivián— el IMB apunta a atacar estas carencias por el lado de la competitividad, es decir, a través de la capacitación e introducción de mejoras tecnológicas a las unidades productivas.
Así, 20 socios de la ACMEA recibieron cursos de capacitación brindados por la Unidad de Madera de Bolivia Competitiva en Comercio y Negocios (BCCN2), de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid). Este proyecto apoya al IBM como embrión del clúster de la madera.
“Nuestros ojos estaban cerrados, no sabíamos cómo igualar la calidad de los muebles de las empresas grandes. Gracias al BCCN2 hemos conocido los productos que se tienen que utilizar para un mejor acabado y para exportar”, resalta Diego Mamani.
Marco Schmidt, especialista en manufacturas de madera y parte de BCCN2, precisa que, como parte de la capacitación, los productores asistieron a la Expoforest que se efectuó en Santa Cruz. “Quisimos mostrarles que no sólo se puede vender en la feria 16 de Julio”, sostiene.
Pero la capacitación no es el único apoyo que requieren los fabricantes de muebles. A decir de Waldo Ballivián, se requiere un trabajo conjunto entre el sector público y privado. Añade que una de las primeras acciones que se deben emprender es lograr que en cada ciudad haya asociatividad entre los actores de la cadena productiva de la madera.
El ejecutivo asegura que, al asociarse, las unidades productivas podrán cubrir la demanda interna, presentarse a licitaciones públicas y, posteriormente, llegar a exportar sus productos.
Ballivián sostiene que también es fundamental la formalización de las mypes, y en ello trabaja el IMB. Agrega que con esta información, será posible negociar precios y cantidades de materia prima con el sector forestal.
“Una vez que tengamos una radiografía exacta de cuántas unidades productivas tenemos en Bolivia, qué capacidad instalada tienen, cuánta mano de obra directa genera la transformación de la madera, cuánta materia prima que se está comprando y qué porcentaje de la capacidad de producción se está usando, ahí nos daremos cuenta de cuánta madera vamos a necesitar”.
Otras actividades para productores
El Alto • En septiembre se realizará una feria del mueble en la urbe alteña. El sitio elegido es el Campo Ferial y la fecha aún está por definirse.
Cochabamba • Del 31 de julio al 3 de agosto se efectuará una feria en el Campo Ferial de Alalay. También se desarrollará la 2a convención del sector.
Tarija • Los organizadores de las ferias en La Paz, El Alto y Cochabamba anuncian una iniciativa similar para Tarija. Será posterior a la del Valle.
La Paz • En la Facultad de Ingeniería Industrial de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) se emprende el curso denominado Ciclo Productivo de Manufactura en Madera.
Si bien el sector productor de muebles tiene dificultades para adquirir madera de primera calidad, los microempresarios han comprendido que, al mejorar el acabado de sus productos, podrán obtener más ingresos. Y esto sólo se logra con capacitación.
En Bolivia existen 12.000 unidades productivas transformadoras de la madera, de las cuales, el 85% son micro y pequeñas empresas (mypes), precisa Waldo Ballivián, director del Instituto del Mueble Boliviano (IMB).
Ballivián indica que, si bien el sector forestal tiene éxito al vender la materia prima, los productores de muebles no están en condiciones de adquirir la madera de primera calidad.
Mamani explica que otro problema que tiene el sector es que el precio de insumos como la venesta, se encarece día a día.
Mientras, Ballivián opina que la peor amenaza que acecha a los muebleros es que los proveedores de otros países incrementen sus ventas en el país con productos hechos con maderas bolivianas.
Ante esta situación —afirma Ballivián— el IMB apunta a atacar estas carencias por el lado de la competitividad, es decir, a través de la capacitación e introducción de mejoras tecnológicas a las unidades productivas.
Así, 20 socios de la ACMEA recibieron cursos de capacitación brindados por la Unidad de Madera de Bolivia Competitiva en Comercio y Negocios (BCCN2), de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid). Este proyecto apoya al IBM como embrión del clúster de la madera.
“Nuestros ojos estaban cerrados, no sabíamos cómo igualar la calidad de los muebles de las empresas grandes. Gracias al BCCN2 hemos conocido los productos que se tienen que utilizar para un mejor acabado y para exportar”, resalta Diego Mamani.
Marco Schmidt, especialista en manufacturas de madera y parte de BCCN2, precisa que, como parte de la capacitación, los productores asistieron a la Expoforest que se efectuó en Santa Cruz. “Quisimos mostrarles que no sólo se puede vender en la feria 16 de Julio”, sostiene.
Pero la capacitación no es el único apoyo que requieren los fabricantes de muebles. A decir de Waldo Ballivián, se requiere un trabajo conjunto entre el sector público y privado. Añade que una de las primeras acciones que se deben emprender es lograr que en cada ciudad haya asociatividad entre los actores de la cadena productiva de la madera.
El ejecutivo asegura que, al asociarse, las unidades productivas podrán cubrir la demanda interna, presentarse a licitaciones públicas y, posteriormente, llegar a exportar sus productos.
Ballivián sostiene que también es fundamental la formalización de las mypes, y en ello trabaja el IMB. Agrega que con esta información, será posible negociar precios y cantidades de materia prima con el sector forestal.
“Una vez que tengamos una radiografía exacta de cuántas unidades productivas tenemos en Bolivia, qué capacidad instalada tienen, cuánta mano de obra directa genera la transformación de la madera, cuánta materia prima que se está comprando y qué porcentaje de la capacidad de producción se está usando, ahí nos daremos cuenta de cuánta madera vamos a necesitar”.
Otras actividades para productores
El Alto • En septiembre se realizará una feria del mueble en la urbe alteña. El sitio elegido es el Campo Ferial y la fecha aún está por definirse.
Cochabamba • Del 31 de julio al 3 de agosto se efectuará una feria en el Campo Ferial de Alalay. También se desarrollará la 2a convención del sector.
Tarija • Los organizadores de las ferias en La Paz, El Alto y Cochabamba anuncian una iniciativa similar para Tarija. Será posterior a la del Valle.
La Paz • En la Facultad de Ingeniería Industrial de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) se emprende el curso denominado Ciclo Productivo de Manufactura en Madera.
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