Según su colega José Gabriel Espinoza, uno de los principales problemas para el caso boliviano, por ejemplo, es que persiste fuertemente la informalidad y, en consecuencia, la baja calidad del empleo.
La agricultura, el comercio, la construcción y el transporte en general son sectores que emplean mano de obra poco calificada, cuyos ingresos son muy fluctuantes y con casi ningún beneficio social de largo plazo.
En este sentido, tratar de fundamentar el patrón de crecimiento basado en este tipo de sectores puede generar cifras macroeconómicas positivas, pero a un altísimo costo social. Peor aún: a mediano y largo plazo no sería el crecimiento sostenible, advirtió.
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