Caretas, antifaces, chisguetes, pelucas, gafas, souvenirs de compadres y comadres, globos y cohetillos, todo es de origen chino, aseveró el propietario de la juguetería Castillo, del mercado de la calle Francisco Miranda, Édgar Castillo.
Los productos chinos representan alrededor del 50 por ciento de todo lo que se comercia en la temporada de Carnaval, el 25 por ciento de países limítrofes como Brasil, Argentina y Panamá y el restante 25 por ciento es boliviano, según estimó el gerente de la Cámara de Comercio de Cochabamba, Fernando Aldazosa.
Los más demandados son los chisguetes de agua, globos y cohetillos. Alrededor de 30 mayoristas, concentrados en el mercado de la calle Francisco Miranda, son los encargados de la distribución de estos productos para la Llajta. La actividad de estos mayoristas abre una oportunidad importante para minoristas. “Aquí vendemos por cantidades, pero la ganancia es mínima (de 0.50 a 1 boliviano por unidad)”, explicó Roberto Ramos, uno de los vendedores mayoristas en el mercado de la calle Francisco Miranda.
Por ejemplo, las máscaras, entregadas a 40 bolivianos la docena en las tiendas del centro, son vendidas mínimamente a 10 bolivianos cada una.
De la misma manera, las serpentinas, cuya docena es entregada a 9 bolivianos es comercializada a 1 y 1.5 bolivianos, por unidad; lo que representa una ganancia promedio del 100 al 200 por ciento para los minoristas.
Los cohetillos, si bien fueron observados por la contaminación que generan, “nunca dejarán de estar presentes en el Carnaval”, según aseveró la distribuidora de este explosivo Carmen Lazarte.
Estos cohetillos se han constituido en parte importante de la tradición valluna en la ch’alla de casas y huertos. “Nuestros abuelos decían que reventarlos permitía ahuyentar a los demonios”, explicó la responsable del Centro de Encuentros Interculturales Andino Amazónico Chaqueño, Melvy Mojica.
La restricción del juego con agua, por la escasez vivida en los últimos años, es para algunos comerciantes un factor que podría reducir la venta de globos y chisguetes. “Si ya no les permitirán jugar con agua, muchos prefieren no comprar”, citó Ramos.
Para Castillo, hace dos semanas la venta fue reducida, probablemente porque coincidió con el inicio de clases. “La gente estaba más ocupada en comprar materiales escolares”, argumentó. Gran parte de los mayoristas encarga su mercadería a importadores paceños que traen containers desde país asiático.
Castillo asegura que el Carnaval es el tercer evento más importante para su negocio en cuanto a la generación de ingresos económicos. “Para mí, primero está Día del Niño y Navidad, luego viene Carnavales”.
Ramos, en cambio, piensa que el Carnaval es una oportunidad de ventas en el año, ya que los productos que comercializa tienen demanda, tanto en la ciudad como en las provincias, Ramos habilitó un espacio importante en su tienda de dulces y galletas para exponer todos los chisguetes, serpentinas, máscaras y antifaces.
Argentina tiene el monopolio de espumas
Desde la restricción del juego con agua en el recorrido de las diferentes entradas culturales de Cochabamba, la espuma o nieve de espuma se ha convertido en el producto de mayor demanda durante los días del Carnaval en la Llajta.
Las únicas marcas autorizadas por el Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria (Senasag) y la Alcaldía son el Rey Momo, de procedencia argentina, y Rick de industria boliviana (Santa Cruz). Esta última logró obtener su certificación el año pasado.
La importadora y distribuidora de espumas Carmen Lazarte informó que como casi nadie conoce aún la marca boliviana, la importación esta gestión se concentró en el producto argentino. “Este año se distribuyó 35 mil docenas”, precisó la comerciante. Ella puntuslizó que desde su negocio, en la zona de La Pampa, se distribuyen las espumas a más de 100 mayoristas. La totalidad del producto ya fue repartido y solo a minoristas comercializan las espumas.
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