La dinámica económica de Santa Cruz empezó a sumar un nuevo ícono. Se trata de la llegada de la marca World Trade Center (WTC) a la metrópoli oriental. Sí, es una prestigiosa marca, la más extendida marca de oficinas del planeta, presente en 320 ciudades de 101 países. Como tal, cuenta con membresías, estrictas normas de organización y una filosofía que datan de hace 43 años.
Paradójicamente, el nombre de la marca incrementó su fama tras los atentados que sufrieron en septiembre de 2001 los edificios que erigió en Nueva York. Sin embargo –tal cual explican sus ejecutivos- su historia es apolítica y se destaca por la intención de promover la integración de los pueblos a través del comercio y el desarrollo económico.
Es más, el fundador de la WTC, Guy Tozzoli, promovió el acercamiento comercial entre las dos coreas y entre China y Taiwán. Entre los años 70 y 80, en plena la Guerra Fría, abrió a las empresas de medio mundo las puertas comerciales de la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, China, Cuba y otros países hasta entonces considerados tabú. No por nada Tozzoli fue nominado al Premio Nobel de la Paz en cuatro oportunidades.
Los World Trade Center, tal cual su traducción lo indica, constituyen centros de negocios mundiales. En ellos se encuentran y articulan los servicios que en el planeta ya se prestan a 750.000 empresas, organizaciones académicas, instituciones gubernamentales y legaciones diplomáticas. La asociación WTC sólo permite la construcción de un complejo por zona metropolitana y el primero de Bolivia se erige desde hace dos semanas en Santa Cruz. Más exactamente, en el municipio de Porongo, en la urbanización Colinas del Urubó, a 700 metros del río Piraí.
Este 1 de diciembre, autoridades cruceñas, los inversores que adquirieron la franquicia y ejecutivos de WTC para Latinoamérica realizaron el simbólico inicio de obras. Tres empresarios bolivianos y dos argentinos constituyeron el grupo El Doral S.A. para desarrollar la licencia del WTC en Santa Cruz. Una inversión inicial cercana a los 40 millones de dólares permitirá completar la primera fase de este proyecto.
El proyecto está constituido por dos torres gemelas, de 27 pisos, revestidas de vidrio. Las torres contarán con 21 pisos de oficinas de 700 metros cuadrados cada una. Un puente conectará ambos edificios. En la parte superior, habrá cinco pisos de entre 300 y 500 metros cuadrados construidos especialmente para brindar una vista privilegiada. Esto implicará un total de 48.000 metros cuadrados de oficinas VIP, clase triple A.
El WTC Santa Cruz contará, además, con 1.400 metros cuadrados de tiendas comerciales y cerca de 800 estacionamientos. En la presentación se informó que se calcula tener esta primera fase de la obra concluida en diciembre de 2019. Luego se prevé iniciar una segunda fase en la que se proyecta construir un hotel cinco estrellas y un centro internacional de convenciones. El arquitecto argentino Eduardo Groisman estuvo a cargo del diseño de la obra.
LOS INVERSIONISTAS
Damián Bacman es uno de los inversionistas argentinos que, además del WTC Santa Cruz, desarrolla otros proyectos audiovisuales e inmobiliarios, tanto en Bolivia como en el vecino país. En Argentina se ha constituido en una reconocida figura de la producción televisiva donde incluso ha ganado premios internacionales.
El otro inversor argentino es Alejandro Ginevra, dueño de Gnvgroup. En el célebre barrio de Puerto Madero, en Buenos Aires, la familia Ginevra lleva dos generaciones apostando por la marca WTC. "La historia del WTC en Argentina data de 1992, cuando mi padre visitó el TWC de la capital de Taiwán y volvió con la idea de instalarla en Buenos Aires", explicó a la revista Sputnik Nóvosti Alejandro Ginevra, en 2013. Es el actual responsable de la marca Argentina. Philips Lichtenfeld, gestor del grupo Ravi, una fábrica de botellas, tapas y envases con presencia en siete países y con sede principal en Cochabamba, es otro de los inversionistas.
EJES DE CIUDADES EMPRESARIALES
En julio de 2015, un estudio de la revista Foreign Direct Investment estableció el ranking de las ciudades latinoamericanas con mayor futuro para las inversiones. Aquel balance fue publicado por el diario Financial Times y reveló que Santa Cruz encabezaba la tabla. La sorpresa resultó mayor pues el segundo lugar correspondió a La Paz. Como referencias baste citar que en tercer lugar se hallaba Quito y en el décimo Lima.
Y en correspondencia a aquella evaluación, así como el primer WTC boliviano se construye en Santa Cruz, ya se anuncia el segundo: será edificado en La Paz. Otro grupo de inversores, liderizado por el empresario cochabambino Edwin Saavedra, logró la franquicia. Se inscribe en el proyecto “ciudad Toyosa” que estará constituido por siete edificios, uno de más de 50 pisos, e iniciará obras el próximo semestre. El WTC paceño estará ubicado en el barrio de Obrajes, cabecera de la zona sur de la sede de gobierno.
Carlos Rondero, el gerente de desarrollo de nuevos proyectos WTC para Latinoamérica explicó a los medios que Santa Cruz es una de las ciudades de mayor crecimiento en Latinoamérica. Aseguró que para que un aspirante gane la licencia debe cumplir con definidos requisitos básicos. Entre ellos citó al apoyo de autoridades locales, idoneidad profesional y financiera del grupo y una clara proyección del aporte que el proyecto tendrá. Informó además que en la región ya existen 50 licenciatarios, de los cuales 30 la recibieron en los últimos cinco años.
EL BOOM WTC TRAS EL 11-S
Cosas de la vida, la ahora mítica marca llega a Bolivia. Tras los atentados del 11-S se volvieron una especie de moda para mega empresas y multiplicaron imparablemente su presencia. Así lo declaró el propio fundador del WTC en una entrevista que concedió al diario español ABC en 2002. Por entonces se pensaba en un colapso para la marca.
“Al margen de los 2.824 muertos o desaparecidos, de la destrucción, del inmenso dolor ¿cuál ha sido el coste económico del desastre para su organización?”, le preguntó el periodista Antonio Polo.
Guy Tozzoli, quien falleció en 2013, respondió: “Lo más importante ha sido la pérdida de vidas humanas. Las Torres Gemelas eran el buque insignia de la asociación. Pese a todo, a los dos días abrimos las oficinas en otro lugar de Nueva York y sin perder nada de información, gracias a que toda estaba volcada en discos de seguridad. Tengo que decir que del atentado ha salido algo bueno: la asociación era prácticamente desconocida y ahora no lo es. Hemos recibido muchas peticiones para formar parte de la WTC Association…”.
-Un viajero profesional como usted, amigo del presidente de China, y que ahora desea instalar la asociación en Corea del Norte ¿Qué opina de la controvertida globalización?
--La apoyo más que nunca. Cuando empecé con el proyecto WTC el comercio exterior de Estados Unidos representaba el 2,7 por ciento del PIB y ahora supera el 22 por ciento. Cada vez hay más joint ventures entre los países. Desde el 11 de septiembre hemos recibido más proyectos de inversión que en toda nuestra historia.
En México DF, Buenos Aires, Sao Paulo, Bogotá y en gran parte del mundo las ciudadelas WTC constituyen ejes comerciales urbanos. Y conforme a los ritmos cruceños hoy apuesta por ser el centro de una clara vez más definida Santa Cruz empresarial.
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