El sector está creciendo muy rápidamente en todo el mundo, siendo el negocio más boyante actualmente, pero también es uno de los menos regulados.
La expansión de este negocio en el país tampoco es reciente. De hecho, las grandes corporaciones de bebidas y alimentación como Coca Cola y la Planta Industrializadora de Leche (PIL) incursionaron con fuerza en el mercado nacional, a imagen y semejanza de otras compañías en el mundo como, Pepsi Cola, Danone o Nestlé.
Aguello señaló ayer que esta situación obligó al Senasag a tomar decisiones administrativas orientadas, particularmente, a garantizar el producto más no el precio.
Aunque por ahora no existe una estimación precisa sobre la facturación que manejan las embotelladoras de agua en el país, “en el mundo las cifras son astronómicas”, señala un estudio realizado por la organización internacional EcoAgricultor.
En la década de 1970, el volumen anual de agua embotellada, que se comercializa en todo el mundo rondaba los 1.000 millones de litros. En la siguiente década se dobla el consumo, sin embargo, es a partir de 1990 cuando el crecimiento ya es exponencial. En el año 2000, las ventas anuales ascienden a más de 84.000 millones de dólares, refiere la institución.
Al respecto Arguello apuntó que “Senasag, lo que está haciendo es controlar el producto, más no el precio”.
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