El producto es destinado a abastecer los mercados y friales de Quillacollo y Cochabamba poniendo en riesgo la salud de los consumidores. Las viviendas no cuentan con ninguna identificación y solo quien conoce del negocio puede dar con su paradero.
En una inspección conjunta realizada ayer por OPINIÓN y la Intendencia de Quillacollo se verificó el funcionamiento de tres embutidoras clandestinas de salchichas que trabajan en habitaciones donde no existen las condiciones mínimas de higiene ni salubridad.
Al menos una veintena de embutidoras funcionan clandestinamente, no cuentan con Licencia de Funcionamiento ni Registro Sanitario.
El operativo fue comandado por la responsable de Defensa del Consumidor de la Intendencia de Quillacollo, Betty Rocha. Guantes de látex, barbijos y formularios fueron los principales recursos alistados. La acompañaron un abogado, cuatro gendarmes y un efectivo policial para controlar cualquier situación de resistencia.
Los propietarios fueron sancionados con multas económicas, se decomisaron ingredientes y envases, pero no hubo clausuras.
En la primera vivienda visitada, en la avenida Martín Cárdenas, la vía que lleva al Calvario, no hubo intransigencia de los propietarios. Allí se encontró chorizo picado podrido, los utensilios estaban en remojo en agua sucia dentro de un recipiente de plástico. Los envases donde se preparaba el ingrediente estaban rotos y sucios. Los trabajadores no usaban guantes de látex al momento de embutir la salchicha.
Los administradores fueron sancionados con 2.127 bolivianos (equivalente a 1.000 Unidades de Fomento a la Vivienda).
En la zona de Tacata, al norte, el panorama fue más crítico. Los embutidos se industrializaban en un vivienda compartida con una chapería. El cuarto destinado a la cocina no tenía puerta de ingreso, la pared de ladrillo no estaba revocada. Encontraron carne molida de pollo pestilente.
El horno para la cocción de las salchichas estaba junto al baño. Por los rastros de chorizo en todas sus paredes fue evidente saber que no lo habían limpiado hace mucho. Los propietarios admitieron que el producto era vendido en su carnicería y era usado para elaborar salchipapa.
En Villa Moderna, también al norte, se identificó una industria instalada en un pasillo, prácticamente a la intemperie. Allí se vio menaje de cocina en mal estado.
Rocha anuncia que los operativos se intensificarán porque en esta época se incrementa la industrialización de las salchichas para la festividad de San Juan. Advierte que los consumidores pueden enfermar de fiebre tifoidea, hepatitis u otras enfermedades gastrointestinales si comen alimentos sucios o contaminados.
Apuntes.
Control
El técnico del Viceministerio de Defensa del Consumidor, Ricardo Rojas, informa que se llevan adelante operativos junto a los funcionarios del Servicio Departamental de Salud (SEDES) y del Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria (Senasag). El martes decomisaron 500 kilos de carne podrida en una embutidora de la zona de El Paso.
Recomendaciones
Los compradores deben verificar que las salchichas no tengan un color muy intenso ni brillante porque son signos del excesivo uso de grasa y de colorante. Otras alertas sobre la mala calidad del producto son cuando el precio es bajo, en relación a las marcas reconocidas: la textura no debe ser como de corcho.
Rojas recomienda que no se compre el producto a granel. En el caso de las salchichas envasadas es importante revisar la fecha de vencimiento y el Registro Sanitario del SEDES y el número de lote.
Control
Anuncia que desde la próxima semana los operativos se realizarán en los mercados de las provincias, donde también les llega el producto.
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