En Sudamérica, Bolivia es la nación más informal, y esto hace que no haya renovación en la inversión extranjera, ya que una de la claves, según Gustavo Canavire, director del Centro de Investigaciones Económicas y Financieras de la Universidad EAFIT, para desarrollar la economía se debe precautelar la seguridad de los derechos de autor.
Los países con instituciones sólidas que precautelan la seguridad de los derechos de autor generan mayor conocimiento y logran mayor innovación, por lo tanto atraen mayor inversión extranjera directa, sostuvo Canavire, durante su participación en la XX Reunión Anual de la Asociación de Economía de América Latina y el Caribe (Lacea).
El economista presentó una investigación en la que se analiza el efecto de los derechos de propiedad, sobre la inversión extranjera directa. El trabajo también analiza la influencia del sector informal y muestra que en países donde existe alta informalidad la inversión extranjera no siempre responde a los derechos de propiedad.
El estudio realizado en 96 países, en un período de siete años, identifica a Bolivia como uno de las naciones con mayor sector informal.
“La informalidad evita la generación de nuevo conocimiento, de innovación. Hay más copia que generación de nuevos productos”, subrayó.
El autor del estudio señala que la informalidad es un reflejo de la calidad de las instituciones; y cuando hay instituciones fuertes hay un sector informal reducido.
INFORME
En 2010, el Banco Mundial publicó un estudio bastante completo, sobre esa problemática en donde se estimó el tamaño de la economía informal, medida como porcentaje del PBI, para 162 países del orbe.
Los resultados del estudio señalan a los impuestos (específicamente a la presión fiscal), a las regulaciones en el mercado laboral, a la calidad de los servicios públicos y al estado de la economía “oficial” (nivel de desempleo, crecimiento económico, etc.) como los principales factores que afectan el tamaño de la economía informal.
Por otra parte, se señala que las mejores medidas para combatir son, en primer lugar, reducir la presión fiscal, y segundo, relajar la regulación fiscal y empresarial (reducir el número de leyes y regulaciones mientras se eleva la calidad de estas).
Además, se concluye que la informalidad es un fenómeno que se da en todo tipo de economías, ya sean desarrolladas, en etapa de transición o en vías de desarrollo.
El estudio señala que a pesar de que el tamaño de la economía informal a nivel global bajó a través del tiempo, esta aún es de tamaño considerable (17%) y viéndolo por regiones, resulta que el África Subsahariana cuenta con la economía informal de mayor tamaño, seguida muy de cerca por América Latina y El Caribe y terminando con los países ricos del OCDE que tienen la economía informal más reducida a nivel global.
El informe muestra que Bolivia, Panamá y el Perú son los países con el mayor nivel de informalidad dentro de América Latina. De hecho, estos tres países aparecen dentro del “top five” a nivel mundial. Mientras tanto, Chile, Argentina y Costa Rica están al otro extremo de la región, con niveles de informalidad que no llegan al 30%. Sin embargo, esto aún es alto si tomamos en cuenta los niveles de informalidad de países como Japón (11%) Luxemburgo (9%) EEUU (8.6%) y el Reino Unido (12.5%), señala un boletín de prensa de la entidad internacional.
Ante ese panorama urge la necesidad de que América Latina tenga la necesidad de implementar menores y a la vez mejores políticas reguladoras que incentiven a empresas y personas a realizar sus actividades económicas dentro del sector formal.
A la presión fiscal hay que añadir, las normas laborales, que también presionan sobre las empresas. En este contexto no sirve de nada ejercer una alta presión fiscal así como la aplicación de leyes laborales sobre las micro y pequeñas empresas, si la mayoría de estas se volverán informales.
POBREZA Y
DESIGUALDAD
Por otra parte, la informalidad es persistente en América Latina y el Caribe, y está emparentada con la pobreza y la desigualdad. Si no se toman medidas deliberadas pasarán más de 50 años para reducir la informalidad a la mitad.
Con el fin de impulsar la reducción de lo informal, la OIT lanzó en agosto de 2013 el Programa Forlac, una nueva estrategia regional para apoyar a los países en la aplicación de medidas de formalización de las empresas y los empleos.
En América Latina y el Caribe hay al menos 130 millones de personas trabajando en condiciones de informalidad. Los datos de la OIT revelan que entre el 20% de la población con mayores ingresos en la región las situaciones de informalidad afectan al 30% de las personas. En cambio, entre el 20% de la población con menos ingresos, 73,4% están en situación de informalidad.
Por otra parte, al descomponer la tasa de 47,7% de informalidad se observa que la mayoría está en el sector informal (31%), pero también cuentan los trabajadores domésticos (5,2%) e incluso quienes trabajan en el sector formal donde estas relaciones informales no debieran existir (11,4%).
A pesar de que la tasa de desempleo en el área urbana disminuyó a 3,2% y a nivel global a 5%, el empleo de mala calidad o precario en Bolivia se amplió por el incremento del sector informal, que llega a 70% de los ocupados, señala la agencia Xhinhua.
Esos datos están incluidos en informes del Observatorio Boliviano del Empleo y Seguridad Social del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla) y del Instituto de Estudios de Avanzados en Desarrollo (Inased), que coinciden con informes gubernamentales de reducción del desempleo, pero observan la falta de un empleo de calidad, sostiene la agencia de prensa china.
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