Quizá la inversión más grande corresponde a la corporación BBO, que con 25 millones de dólares, inició el montaje de una planta en Warnes (Santa Cruz) para la producción de 25 millones de litros anuales de cerveza Cordillera. Por ahora aún funciona con el 50 por ciento de su capacidad, pero la expectativa es alta.
También en Santa Cruz, Cerabol hizo otra gran apuesta. Con 10 millones de dólares comenzó la segunda fase de su nueva planta Rafaela, con lo que hasta fin de año espera contar con todo montado para incrementar su producción al menos en un 50 por ciento.
En La Paz, Simsa, con su producto estrella Princesa, destinó un millón de dólares para una nueva fábrica, con la que prácticamente ha triplicado su producción.
En Cochabamba, Cristembo invirtió también un millón de dólares en la compra de un horno industrial para la producción de vidrio templado, con el que duplicó su producción de hace un año. La idea es triplicar.
BISA hizo noticia por la construcción de cuatro edificios ecológicos, cada uno con un promedio de inversión de 15 millones de bolivianos, los de Cobija y El Alto ya fueron concluidos y entregados, mientras que los La Paz y Potosí, están previstos para fin de año.
Entre las bebidas, Bodegas Kuhlmann tuvo un año exitoso. Su singani Los Parrales ya conquistó 12 premios internacionales, y su rama de vinos espumosos presentó su tercera versión: el Altosama Brut.
En otras empresas de bebidas, Campos de Solana logró ubicar a su producto Tri entre los 200 mejores vinos del mundo.
Entre las obras de responsabilidad, destacan la campaña contra el bullying de Tigo, para lo que invierte medio millón de dólares, mientras que el BNB, junto con Visión Mundial destinaron 2,8 millones de bolivianos para abastecer de agua potable a comunidades rurales.
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