Mientras, unos 500 trabajadores cumplieron ayer su segundo día de huelga de brazos caídos y afirman que con la reubicación sus salarios se redujeron.
Según el asesor legal de Manaco, Alejandro Rivas, se presentó el amparo porque el Tribunal Arbitral de la Jefatura de Trabajo se habría pronunciado sobre una decisión “netamente administrativa que no tenía ningún tipo de afectación laboral” y porque para el fallo no se tomó en cuenta las pruebas y alegatos que la empresa presentó.
Los Tiempos constató que si bien en la casilla “sueldo” de las planillas de pago de los trabajadores reubicados figura cero, en la de “complemento al básico” figuran montos complementarios por encima de los mil bolivianos, lo que según la gerente de Recursos Humanos de Manaco, Rocío Julio, es una “prueba de que en ningún momento se vulneró los derechos laborales”.
Julio explicó que el laudo arbitral sólo refleja los montos que figuran en la casilla “sueldo” y no se toma en cuenta el resto de los pagos.
Ayer se tenía prevista una reunión entre los asesores legales de la empresa y los trabajadores del sindicato Manaco, pero se suspendió porque los ejecutivos de la empresa no se presentaron y enviaron una nota en la que indicaban que no tuvieron tiempo suficiente para conformar una comisión.
Ante esa situación, el secretario general del Sindicato de Trabajadores de Manaco, Marco siles decidió buscar el apoyo del Comité Cívico de Quillacollo y de los gremiales para radicalizar desde hoy las medidas de presión.
Apoyo fabril
Los fabriles tuvieron un ampliado ayer en el que decidieron dar 24 horas a la empresa Manaco para iniciar el diálogo con los trabajadores, de lo contrario exigirán la presencia de los ejecutivos de la Confederación de Fabriles y de la Central Obrera Boliviana, informó el ejecutivo de la Federación de Fabriles, Mario Céspedes. Añadió que los trabajadores de la fábrica tienen todo el apoyo de su gremio y que se sumarán a las medidas de presión que asuma ese sindicato.
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