La pasankalla boliviana, que cruzó las fronteras del país al menos hace una década, y otros productos insuflados (inflados) y tostados elaborados con quinua, trigo, fideo y arroz ya se consumen en diez países del mundo, según datos del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE).
Steven Magariños, especialista de Mercados de esa institución privada, informó que en 2014 los principales mercados de destino de esos alimentos fueron Canadá y Estados Unidos (EEUU). El primero representó al menos un tercio de las ventas del producto al exterior y el segundo aproximadamente 20%. Alemania se situó en tercer lugar con 8,6%, le siguen Reino Unido, Chile, Nueva Zelanda, Australia, España, Francia y República Dominicana.
La demanda, explicó el experto, es impulsada por los bolivianos que residen en esas naciones, quienes no solo se deleitan con estos alimentos insuflados, sino que incentivan su consumo en ciudadanos originarios de esas naciones y emigrantes de otras partes del mundo.
La pasankalla y la quinua, trigo, fideo y arroz insuflados, entre otros, que son autóctonos de Bolivia, también captaron el interés de tiendas especializadas y supermercados de esos países, donde se expenden como mezcla de cereales, es decir, una combinación de quinua, maíz, trigo, arroz y fideos insuflados, entre otros. Pero además se comercializa como granola y snacks (aperitivos), agregó Magariños.
En los últimos diez años, el valor de las exportaciones de cereales inflados y otros productos similares se multiplicó casi por siete, pasando de $us 296.853 en 2005 a $us 1.942.666 el año pasado, según información del IBCE.
Diego Fernández, gerente de Comercialización de la cochabambina Food Company, empresa pionera en este negocio, explicó que, si bien la demanda de pasankalla se concentra en el público latino, la preferencia por este alimento se expandió en los últimos años entre ciudadanos europeos y estadounidenses. Ello se debe, precisó, a que estos productos tienen un alto valor nutricional, como proteínas, vitaminas y minerales, pues son cereales de la región andina.
El empresario añadió que el requerimiento por estos insuflados aumentó en otros países, porque tienen la certificación de que el maíz que se utiliza no es genéticamente modificado.
Las dos variedades de pasankalla que se venden al exterior son la denominada de Copacabana, hecha a base de maíz no pelado, y otra elaborada con ese grano descascarado.
Álvaro Gómez, gerente propietario de la exportadora Orgánica del Sur SRL, otra de las compañías con una importante participación en el mercado externo, explicó que el producto sin cáscara y sin germen ayuda a la digestión de las personas adultas y de los niños. Además, su forma de preparación evita que los residuos se incrusten en los dientes de los consumidores.
Si bien en 2014, diez fueron los países que compraron los productos inflados de origen andino, desde 2005 al menos 23 naciones adquirieron los mismos, entre ellos Japón, Nueva Zelanda, Israel, Malasia y Líbano.
El principal departamento exportador fue Cochabamba, que reportó el 55% de las ventas al exterior. El 29% correspondió a La Paz y el 10% a Oruro (ver infografía). Según el IBCE, seis fueron las empresas que proveyeron esos productos durante 2014.
Detalles de la venta
Además de la forma tradicional, la pasankalla también se comercializa en Bolivia a través de cadenas de cines y supermercados. En Ketal, el paquete de 450 gramos de pasankalla, fideo, arroz o trigo inflado dulce se vende a Bs 14,50.
Productoras cumplen con los requisitos de calidad
En Bolivia, el Senasag avala las condiciones de elaboración del alimento
Tositos y Tossitos son dos marcas de pasankalla que se comercializan en el exterior. Foods Company y Orgánica del Sur SRL son las empresas que exportan esos productos, respectivamente. La elaboración de ambos alimentos, aseguran sus representantes, cumplen las condiciones de calidad, higiene y salubridad que son exigidas por los países de destino.
El gerente de Food Company, Diego Fernández, explicó que en el caso de EEUU —uno de los mercados de la empresa—, anualmente representantes de la Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) llegan a Bolivia para certificar su planta.
Respecto a los países europeos, dijo que basta con la certificación del Senasag, institución que vela, entre otros aspectos, por el buen procesamiento del producto.Álvaro Gómez, gerente propietario de Orgánica del Sur SRL, también destacó que su fábrica de procesamiento está certificada pues cumple con las condiciones y normas de calidad e inocuidad alimentaria. El empresario precisó que no solo el Senasag controla esa calidad, sino también las empresas que importan los productos en los países de destino.
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