La campaña propuso un nuevo parámetro de belleza que liberó a las mujeres de estereotipos establecidos, muchas veces inalcanzables.
A partir de un estudio global denominado La verdad sobre la belleza, la marca Dove planteó la necesidad de ampliar el concepto de belleza y decodificarla como felicidad, ayudando a las mujeres a descubrir su potencial de belleza y, de esa manera, ayudarlas a construir una autoestima sana, porque "cuando se ven y se sienten bien, son más felices”.
"Es un orgullo para nosotros que Dove, por "La belleza real”, hubiese sido elegida como una de las mejores publicidades (...). Todo lo que se realiza desde la marca tiene a la mujer real como eje central e inspiración, y esto le ha permitido a lo largo de los años desarrollar un punto de vista propio y genuino. En Dove creemos que la belleza es para todas, por eso las invitamos a cuidarse y lograr su máximo potencial, ya que de esta manera estamos contribuyendo con su felicidad”, señaló Enrique Román, gerente nacional de marketing de Unilever Bolivia.
En 2004 se lanzó la campaña por la belleza real, que contó con la colaboración de "mujeres reales”, cuyo aspecto físico no estaba dentro de los estereotipos habituales de belleza. Los anuncios pedían a los espectadores que juzgaran a las mujeres (¿grandes o impresionantes? ¿con arrugas o maravillosas?) y votaran por ellas en la web de la campaña.
En 2005, Dove dio inicio a la segunda e icónica fase de la campaña con un anuncio en el que aparecían seis mujeres reales, con cuerpos y curvas de verdad. Esta fase de la campaña fue creada para luchar contra el estereotipo de que sólo la delgadez es bella.
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