Show de Sonrisas tiene payasos, animadores, títeres, malabaristas, cuentacuentos, botafuegos y filmaciones, entre otros servicios. Según el impulsor del proyecto, "no tenemos límites y tratamos de satisfacer todo lo que nos pida el cliente”. Incluso tienen la denominada "hora loca”, que "se ha puesto de moda en las celebraciones”, con batucadas y personas que caminan con zancos.
El objetivo consiste en que la gente se divierta y al mismo tiempo se sorprenda con el espectáculo. Por esta razón, Gutiérrez explica que en cada actuación incorporan nuevos elementos y acrobacias, aunque son infaltables los payasos.
Entre sus principales clientes están los niños y niñas que llevan a cabo distintas celebraciones. "Con ellos hacemos muchas dinámicas para que, sobre todo, usen la imaginación, porque ahora, por la influencia de las nuevas tecnologías, tienen una imaginación muy visual”, dice.
Otro factor importante es que el elenco de profesionales se divierta mientras trabaja, añade Gutiérrez. En la actualidad la empresa cuenta con alrededor de 35 personas con edades de entre 15 y 25 años. De hecho, él mismo las capacita para las distintas disciplinas artísticas. Según cuenta, es importante que sean jóvenes, "porque están más motivados para aprender y lo hacen mucho más rápido”.
Muchos son estudiantes de colegio o universidad, que cursan estudios de comunicación, medicina, administración o trabajo social. En proporción hay menor número de chicas (menos del 10% del total). Aunque Gutiérrez reconoce que le gustaría contar con más mujeres para lograr que los grupos sean más heterogéneos y dinámicos.
La empresa se concibe, por tanto, con la misión de capacitar a los jóvenes interesados. No se establece ningún tipo de intercambio económico, salvo la condición de que "me sean fieles y continúen trabajando conmigo”, matiza el responsable del Show de Sonrisas.
Para los integrantes que se suman al grupo se trata de una oportunidad para proyectarse en el mundo artístico. Por su parte, la máxima aspiración de Gutiérrez con su proyecto empresarial es que se les reconozca tanto en Bolivia como en el exterior en el ámbito del espectáculo, "como se conoce al Circo del Sol en el mundo”.
Eduardo Gutiérrez se sustenta económicamente a través de la empresa, que ha logrado durante sus dos años de trayectoria una buena aceptación. Confiesa que la idea surgió por casualidad, cuando un buen día "una señora me pidió que organizara y animara un cumpleaños”.
Desde entonces, junto a otros jóvenes artistas, ofrece al público su mejor sonrisa "de Guasón” (como suelen describirle).
"En el país no se paga bien a los artistas”
Eduardo Gutiérrez comenzó a dedicarse al baile cuando salió del colegio el año 2005. La chispa que le impulsó fue un concurso que ganó en esa época y desde entonces se formó en diversos talleres.
Durante los últimos años ha formado varios grupos de baile en Santa Cruz y en La Paz. Con esta actividad afirma que se ha dado a conocer como artista.
Aún mantiene el elenco paceño, que se denomina Free dance, con el que trabaja en el programa La Revista, de la red televisiva Unitel.
Lamenta que en Bolivia aún no se valore lo suficiente a los artistas, quienes no reciben una remuneración adecuada por su trabajo. Por tanto -asegura-, "es muy difícil vivir sólo de esto”.
En su caso, le apasiona su trabajo: "Me encanta todo lo relacionado con el arte, soy una persona que cuando me meto en algo me gusta hacerlo bien y crear cosas que sean lo más llamativas posible”
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