La Oficina de inspección de calidad de productos de la provincia de Shanxi (norte) ordenó la apertura de una investigación.
Un denunciante anónimo había alertado a la prensa de la contaminación de algunos lotes de la bebida. "Una inspección del lugar, un examen de las muestras y entrevistas con el personal, así como otras pruebas confirmaron la veracidad de estas informaciones", resaltaron las autoridades.
Un portavoz de Coca-Cola declaró por su parte que el cierre de la fábrica no se decidió por problemas de seguridad alimentaria o de nivel de cloro en el agua, sino por otras cuestiones.
"Los niveles de cloro eran muy inferiores a los límites fijados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), Estados Unidos, la Unión Europea o incluso China para el agua potable", afirmó este portavoz.
El cloro sirve para matar las bacterias cuando se trata el agua potable, pero un índice demasiado elevado puede ser peligroso para la salud.
Los problemas percibidos, sobre los que no se ha dado ningún detalle más, "no afectaron en ningún momento a la seguridad de nuestros productos en el mercado", según Coca Cola.
Los escándalos alimentarios son frecuentes en China, donde la opinión pública es cada día más sensible a la cuestión.
Las ventas de Coca-Cola en el país asiático, que representaron el año pasado un 7% del total mundial, siguen creciendo y la compañía prevé invertir 4.000 millones de dólares en el país hasta 2014.
En total, Coca-Cola posee más de 40 fábricas de embotellamiento en China.
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