El jefe de la Policía Municipal, capitán Juan Carlos Cossío, dijo que el pescado estaba en tres costales y que los comerciantes arrastraban la carne de un lugar a otro, sin tomar las precauciones.
Los pescados no estaban en descomposición, pero las comerciantes no realizaban adecuada manipulación de la carne para ofrecer la garantía a los consumidores.
Cossío señaló que las gremialistas deben transportar el pescado en cajas de madera y que necesitan una permanente refrigeración.
Las especies decomisadas fueron: muturú, surubí y trucha.
Uno de los muturú decomisado pesaba cerca de 30 kilos. El sabor de su carne se asemeja al surubí y se lo puede preparar de diferentes formas.
En Semana Santa una de las tradiciones de esta festividad religiosa es remplazar el consumo de carne roja por la carne blanca. Por esta razón las amas de casa buscan en los mercados el pescado, a pesar de los elevados precios. Dependiendo del tamaño y la especie, cada unidad cuesta entre Bs 35 a Bs 50. El jefe de Higiene y Control de Alimentos y Bebidas de la Intendencia Municipal, Enrique Viscarra, recomendó a las compradoras que tomen precauciones para llevar una carne en óptimas condiciones.
Viscarra mencionó que la carne debe estar refrigerada a 4 grados centígrados; los ojos del pescado no deben estar hundidos y no debe sentirse un olor desagradable. También es importante que las comerciantes utilicen los implementos de limpieza como la gorra, el mandil y guantes.
El pescado enlatado también debe cumplir las normas de higiene como el registro sanitario otorgado por el Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria para garantizar que el producto no sea de contrabando. El envase no debe presentar abolladuras y debe haber margen en la fecha de vencimiento.
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