Las aguas entran a un reactor o tanque denominado anaeróbico porque las bacterias trabajan en ausencia de aire. Aquí se reduce el 80 por ciento de la carga orgánica de las aguas residuales y transforma en gas metano que es quemado en una chimenea, un 5 por ciento de lodo residual y un 15 por ciento de materia orgánica residual. Posteriormente pasa a una segunda etapa biológica llamada aeróbica, donde las bacterias reciben aire. Las bacterias son parte del medio ambiente. Luego va a un canal donde se separan los sólidos más gruesos y luego a otro sistema de separación más fino para después entrar a un ecualizador -que es un tanque grande- para uniformar la carga de ph (acidez) temperatura y otros.
Todo el proceso, hasta que el agua llega a los canales de riego, es vigilado de manera computarizada.
La planta es la única con un reactor de circulación interna que permite en muy poco espacio montar una planta que tratará entre 600 a 1.200 metros cúbicos por día de agua, menos que convencionales.
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