"Estamos reduciendo cualquier posibilidad de este riesgo de quedarnos sin ese material y pueda influir en nuestras construcciones", afirmó a la ABI.
Morales recordó que en agosto, septiembre y octubre el nivel de la demanda de cemento llega a su pico más alto, por lo que consideró vital tomar las previsiones necesarias para encarar esas "fechas críticas".
Explicó que la estrategia es suscribir convenios con las empresas cementaras que operan en el país y asegurar la provisión regular de ese insumo para el sector de la construcción pública. Agregó que no se descarta la posibilidad de importar ese producto del Perú. Según datos del Instituto Boliviano del Cemento y Hormigón, el año pasado la venta de cemento en el país llegó a 2,67 millones de toneladas métricas (TM), de las cuales, 36.289 TM fueron importadas./
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