La muerte llega cuando menos la esperamos y eso lo saben las empresas funerarias que ofrecen servicios del “más allá”, a costos del más acá.
Jaime Saenz, el gran poeta paceño, reflexionó sobre la muerte y afirmó que la vida era linda y corta y la muerte triste y larga, por ello aconsejaba experimentar la contigüidad de la muerte, es decir, completar en vida el circuito vivir-morir-vivir, algo así como adueñarse de la muerte y no permitir ser devorado por ella.
La muerte discrimina y lo hace de frente. No es lo mismo cerrar los ojos en una sencilla caja de madera de 2.800 bolivianos, que descansar en una amplia y cómoda caja de madera mara, con almohada incluida, de 7.000 bolivianos o más, que permanecerá intacta por medio siglo.
Con una amplia sonrisa en el rostro, los promotores comerciales de las funerarias paceñas explican con detalle los paquetes y ventajas que ofrecen cada uno de ellos; luego y sin más trámites se produce el contacto con “el más allá”, es decir con las cajas —como dicen ellos—, que en realidad son los ataúdes que colocados en fila en una sala contigua son exhibidos al doliente, que entre gemido y gemido y agobiado por la pena debe decidir de inmediato y de acuerdo con sus posibilidades económicas cuál elegir.
La oficina de Adolfo Valdivia, propietario de Funeraria Valdivia, llama la atención, no por lo pequeña y poco iluminada, sino porque en medio de la información relativa a la falta de nichos en el Cementerio General, que cuelga de la pared, se destacan algunos cuadros enmarcados de las actuaciones de la familia Valdivia en el mundo de los vivos.
Hacer negocio con la muerte parece tétrico y hasta deprimente, pero esos miedos desaparecen cuando se percibe que esta actividad es un negocio que genera importantes ganancias.
Costos del más acá. Los gastos funerarios los cubren los familiares. Ninguna empresa funeraria enterrará al difunto si las deudas contraídas en un contrato previo no fueron honradas en su totalidad; ésa es la única ley que rige entre las empresas funerarias paceñas.
Si hablamos de precios, la empresa Servicios Exequiales El Arcángel es la única que oferta su servicio clásico a 2.800 bolivianos, seguido por Funeraria Valdivia que lo ofrece en 3.000 y funeraria Aliaga a 3.400 bolivianos. Los precios se diferencian, unos de otros, por el tipo de ataúd y los servicios que incluye, los mismos que fácilmente pueden superar los 7.000 bolivianos.
Los precios “top” en servicios funerarios los impone la Casa de Funerales Santa María, que efectivamente hace honor a sus delicados paquetes Rubí, Esmeralda y Diamante, servicios preciosos que son ofertados en dólares. En caso de contraerlos antes del deceso del familiar o ser amado, el interesado puede lograr un importante descuento en lo que se denomina “previsión”. Actualmente, el paquete Rubí se cotiza en 8.352 bolivianos, mientras el Esmeralda supera los 10.440 bolivianos y el Diamante tiene un costo de 14.198 bolivianos. Efectivamente los precios los fijan las funerarias, cifras inalcanzables para María Tola, oriunda de una población cercana al lago Titicaca, que, con la pena contenida, junto a su esposo cargaban a su pequeña hija de apenas tres años que había fallecido a causa de una incontrolable fiebre y diarrea. Tras consultar los gastos funerarios en la zona de Miraflores, optaron por regresar a su pueblo para dar cristiana sepultura a la pequeña que parecía dormida.
Palabra de la biblia. ”Polvo eres y en polvo te convertirás”, asegura la Biblia en el libro del Génesis, expresión que no atrapa a los dolientes paceños que prefieren conservar a sus seres queridos intactos; eso de arrojar las cenizas al mar en urnas de mármol o sal no es una idea que los atraiga, pero sí a la clase media alta de La Paz que prefiere optar por este moderno sistema. El proceso de cremación tiene costos diferenciados. Por ejemplo, Funeraria Valdivia ofrece este servicio por 7.000 bolivianos, al igual que los Servicios Exequiales El Arcángel; mientras funeraria Aliaga lo realiza a un costo de 5.870 bolivianos.
Desde 2009, el Cementerio General brinda este servicio, que según sus responsables es utilizado tímidamente por la población. El costo, según la complejidad del caso, fluctúa entre 320 y 690 bolivianos.
Jardines para enfrentar la muerte. Enterrarse en La Paz no es una tarea fácil y no por temas administrativos, sino por falta de espacio en el Cementerio General.
En abril pasado, Ronald Pereira, oficial mayor de Promoción Económica del Gobierno Municipal de La Paz, aseveró que el Cementerio General colapsaría, motivo por el que el gobierno municipal inició la construcción de un nuevo pabellón de tres plantas con capacidad para 1.044 nichos que, según sus cálculos, permitirá cubrir la demanda hasta 2014.
Conseguir nichos a perpetuidad en el Cementerio General es casi imposible; lo máximo a que pueden acceder los deudos es a un nicho en segunda o primera fila en alquiler y por espacio de tres años.
El Grupo Empresarial Kantutani, desde 1982, introdujo en La Paz un nuevo concepto de cementerio jardín, con el propósito de ofrecer a los familiares un lugar más acogedor, ofreciendo al público el lote memorial que cuenta con tres niveles, para tres ataúdes y seis cenizas que incluye bóveda de hormigón armado, lápida de mármol y título de propiedad, una vez concluido el pago del lote.
Los precios de los lotes en el Cementerio Jardín están definidos por sectores. En Rosales o Lirios, un lote puede tener un costo de 23.664 bolivianos, mientras que un lote en el sector exclusivo Olivos podría costarle 41.342 bolivianos, sin olvidar los 20 dólares adicionales por concepto de mantenimiento que deberá cancelar anualmente a la empresa, equivalente a 139.20 bolivianos.
Parafraseando a Jorge Manrique, podemos afirmar que la muerte tiene un poder igualatorio.
18 personas mueren diariamente en La Paz, según datos de la Alcaldía. Sus familiares deben correr con los gastos del entierro.
23 mil bolivianos es el costo de un lote en el Cementerio Jardín de La Paz, aunque hay algunos que superan los 40.000.
Según datos del gobierno municipal de la paz, en la ciudad fallecen entre 15 y 18 personas por día. Las empresas funerarias ofrecen servicios similares a precios diferenciados: salón velatorio, ataúd clásico o de lujo, capilla ardiente, sábana santa, carroza fúnebre, trámites de defunción, anuncio necrológico en medios impresos, transporte para dolientes y cortejo fúnebre.
Según funcionarios de la Funeraria El Arcángel, que oferta los servicios exequiales, cuando la inversión supera los 4.600 bolivianos, se incluye un servicio gratuito de cafetería e impresión de tarjetas para la misa de ocho días.
La preparación del cuerPo. Personal de estas empresas inyecta sustancias que permiten mantener el cuerpo durante el velorio. Se retarda la descomposición. Este servicio tiene tarifas diversas según la empresa: Funeraria Aliaga cobra por este servicio 200 bolivianos; El Arcángel, 250, y Funeraria Valdivia, 500 bolivianos.
Algunos costos
Enterrarse en un cementerio y contratar los servicios de una funeraria en La Paz puede costar entre los 1.000 y 7.000 bolivianos.
1 El Arcángel
Es la única funeraria que oferta un servicio clásico a 2.800 bolivianos, seguida por la Funeraria Valdivia que lo ofrece en 3.000 bolivianos.
2 Aliaga
Esta funeraria oferta su servicio en 3.400 bolivianos. Los precios se diferencian por el tipo de ataúd y los servicios que incluye. Fácilmente pueden superar los 7.000.
3 Paquete rubí
Se cotiza en 8.352 bolivianos, mientras que el Esmeralda supera los 10.440 bolivianos y el Diamante tiene un costo de 14.198 bolivianos.
4 cremación
Tiene costos diferenciados. La Funeraria Valdivia ofrece este servicio por 7.000 bolivianos, al igual que Servicios Exequiales
El Arcángel.
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