domingo, 6 de abril de 2008

El principio “exportar o morir” es historia

“Nunca debió ser así”. Esa es la opinión de Javier Hurtado, ministro de Producción y Microempresa, respecto al principio “exportar o morir”, que se había venido aplicando en el país desde 1985, junto con el modelo económico establecido en el decreto 21060.
Hace una semana ya lo había adelantado el vicepresidente Álvaro García Linera. “La consigna de ‘exportar o morir’ cambia. Ahora es primero producir para la familia boliviana y exportar el excedente, esa es la consigna que sustituye a la de los gobiernos neoliberales”.

Para los exportadores, esta posición ha quedado clara con las medidas que ha venido aplicando el Ejecutivo, como la suspensión temporal de las exportaciones de alimentos como la carne y el aceite y los rumores de reformas a las normas impositivas y arancelarias.

A esto, se suman las constantes apreciaciones del boliviano, que restan competitividad a las exportaciones, y las contradicciones entre el discurso y la estrategia, que impiden preservar y abrir mercados para la producción nacional.

A decir de José Ribero, gerente general de la Cámara Nacional de Exportadores de Bolivia (Caneb), el problema es el tipo de señal que se da al país, a los exportadores y a la comunidad internacional con estas medidas. “El mundo está atento a sus proveedores. Están tratando de interpretar lo que sucede en el país para ver si sus propios negocios pueden sufrir daños en un largo plazo”, explica.

En el caso de la suspensión temporal, el ministro Hurtado sostiene que no se trata de medidas “anti exportadoras”, sino de, primero, asegurar el mercado interno, sobre todo en un contexto de crisis mundial alimentaria como el actual. “Al Gobierno le interesa mucho la exportación, pero no a costa del consumo del pueblo boliviano”.

Sin embargo, los exportadores han advertido que las restricciones para exportar se extendieron a otros sectores, además de los alimentos. Tal el caso de la madera.

Los riesgos de relegar a un segundo plano a la actividad exportadora son varios. Ribero indica que una suspensión no sólo complica la preservación de los mercados de los productos cuya exportación se perdió, sino que también pone en peligro los espacios para el resto de la oferta.

“El daño es directo a los productos que se prohibieron y también es directo, pero en un mediano plazo, a otros productos que exporta Bolivia que si bien no están prohibidos, para la opinión internacional son potencialmente prohibibles”, sostiene el ejecutivo.

Mientras, Javier Hurtado remarca la importancia de que los exportadores trabajen “con un pie en el mercado nacional y con el otro pie, en el de exportación”. “Mañana un empresario puede estar empezando a exportar textiles o café y surge un país con la misma oferta y se cae (su mercado) y la persona se queda en nada. Si ha desarrollado un mercado interno, al menos tendrá dónde mantener sus operaciones mínimas. Entonces, es una consigna muy equivocada la de exportar o morir. En realidad, morimos exportando”.

Según el gerente general del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), Gary Rodríguez, llama la atención que, mientras los países buscan entornos favorables para sus productores y exportadores, en Bolivia se esté haciendo lo contrario. “Prohibir la generación de empleo en el país, porque eso es la prohibición de un producto. Es una medida poco inteligente, que no va a solucionar el problema, lo va a empeorar”, concluye.

LAS EXPORTACIONES

Cifras • Según información del Instituto Nacional de Estadística (INE), entre enero y febrero, el valor de las exportaciones fue de $us 1.017,6 millones, monto superior en 63,7% al registrado en similar período del año pasado, cuando llegó a $us 621,7 millones.

Importancia • El año pasado, las exportaciones representaron el 40% del Producto Interno Bruto (PIB), es decir que cuatro de cada 10 dólares que se logran como PIB provienen del sector. Según el INE, el IBCE y la UDAPE, al 2005, esta actividad generaba 370.000 empleos.

ANÁLISIS

JULIO ALVARADO. Especialista en comercio exterior.

La política del Gobierno es exportar materias primas

La política de comercio exterior del gobierno del MAS, que fue diseñada por las ONG antiglobalizadoras trans- nacionales, se caracteriza por mantener el perfil de Bolivia como país exportador neto de materias primas e importador de productos manufacturados con valor agregado. A pesar del discurso productivo, una serie de hechos demuestran todo lo contrario:

Primero, la industrialización del gas sigue siendo un eslogan y no se toma ninguna medida concreta al respecto, por lo tanto a seguir exportando materia prima. Además, la falta de voluntad política para llegar a un acuerdo con EEUU para conservar el mercado pone en peligro la producción de manufacturas exportadoras de prendas de vestir con alto valor agregado.

La voluntad y decisión política de utilizar a las Fuerzas Armadas para evitar la exportación de aceite de soya no tiene un correlato similar con la voluntad y decisión política de combatir el contrabando. La prohibición de la exportación del aceite refinado de soya fomenta la exportación de materia prima para que otros países le den valor agregado.

La importación de alimentos con arancel cero afecta a los productores nacionales, ya que para producir arroz y harina deben importar insumos pagando arancel (...)

Se mantiene la tradicional ausencia de políticas productivas y de exportación para bienes con valor agregado. Por otra parte, la política monetaria de fortalecer al boliviano fomenta la importación de bienes en desmedro de la producción nacional.

La aceptación de eliminar el Arancel Externo Común y la Franja de Precios de la Comunidad Andina pone en las mismas condiciones a nuestros exportadores agroindustriales con los de países que no son miembros de la CAN.

La falta de voluntad política de abrir nuevos mercados condena a los exportadores de manufacturas bolivianas a depender de uno o dos mercados, aumentando a grado extremo la vulnerabilidad de nuestras exportaciones.

La oposición a negociar acuerdos comerciales con países desarrollados que abren mercados para productos manufacturados condena a Bolivia a exportar materias primas, ya que no se requiere ningún acuerdo para exportar materias primas (...)

Estos hechos demuestran las causas para que el Gobierno no haya manifestado el mínimo interés de iniciar un diálogo productivo en el país y haya optado por el enfrentamiento.

La oposición a negociar acuerdos con países desarrollados condena a Bolivia a exportar materias primas.

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