La situación para las industrias molineras, principalmente en el occidente del país, se ha tornado complicada debido al encarecimiento del trigo, materia prima para este sector productivo.
Y no es para menos. Según información proporcionada por la Asociación de Industriales Molineros (ADIM), hace 10 años en el país había 19 molinos en funcionamiento, con una capacidad de molienda de 840.000 toneladas métricas (TM) por año.
Actualmente, el número se redujo a nueve empresas —cinco en La Paz, dos en Santa Cruz, una en Potosí y una en Sucre—, con una capacidad de molienda de 522.000 TM por año.
El origen del problema radica en que la producción nacional de trigo es deficitaria, ya que la demanda es de 650.000 toneladas y la producción ronda las 150.000 toneladas. La mayor parte de ellas se produce en el oriente boliviano.
El gerente general de ADIM, Juan Tórrez, detalla que la producción de trigo en el occidente no supera las 50.000 toneladas, de las que una porción muy escasa llega a las molineras. “La mayor cantidad de la producción del occidente es consumida por los propios productores”, manifiesta.
Mientras, la producción del oriente es absorbida por los dos molinos existentes en esta zona.
Ante esta situación, los molineros de occidente se han abastecido principalmente con trigo estadounidense. Hasta 1998, el grano que compraba el sector provenía de las donaciones que el país del norte realizaba a través del programa PL-480. El trigo era entregado al Gobierno y las empresas molineras se lo adjudicaban mediante licitaciones.
Actualmente, las donaciones de trigo ya no están vigentes. Por ello, los molineros empezaron a importar el grano desde EEUU, Canadá y Argentina, aunque este último país ya no exporta trigo.
Los fenómenos climatológicos y la reducción de la producción de trigo por el boom de los biocombustibles han hecho que el precio del grano encarezca.
Según datos de la US Wheat Associates (asociación de productores de trigo de EEUU), en agosto del 2006 el precio de la tonelada métrica era de $us 210.
Para este mes, la cotización de la tonelada está en $us 302 y hasta diciembre llegará a $us 304.
El transporte de la materia prima también subió. Hasta hace unos meses, los fletes marítimos y la puesta en puerto costaban 27 dólares por TM. Actualmente, el precio es de $us 61 por TM.
Pero eso no es todo, ya que la reciente decisión gubernamental de importar harina de la Argentina también es un factor que resta competitividad al sector.
Con estas consideraciones, la importación de trigo ha disminuido en forma sostenida desde el 2003.
“Traer trigo sobre la base de $us 365 por el costo y flete, y que el Gobierno haya importado harina, que es un producto terminado, con un valor de $us 365, mucho chance de pensar en la importación de trigo no nos da”, lamenta Juan Tórrez.
Ante esta situación y para evitar una crisis en el sector, los industriales molineros han planteado tres propuestas al Ejecutivo. Una es que se tramite la reactivación de las donaciones de trigo a través del PL-480.
La segunda se refiere a negociar la importación de trigo —no de harina, como sucede actualmente— con el Gobierno argentino a precios accesibles.
Finalmente, el sector urgió al Gobierno para que desarrolle una estrategia para incentivar la producción de trigo, sobre todo en el occidente del país.
Según Tórrez, en una reunión realizada el jueves, Eduardo Peinado, viceministro de Mediana, Gran Empresa e Industria, indicó al sector que la primera y la segunda propuesta están en la línea de acción del Ejecutivo.
“Que el Gobierno haya importado harina con un valor de $us 365 no nos da chance de pensar en la importación de trigo”. Juan Tórrez
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