miércoles, 19 de julio de 2017

Sucre competitiva: Por más emprendimientos industriales



Seguramente para el lector resultará una frase casi demagógica la que menciono como título de este artículo. Realmente para muchos ciudadanos el considerar a Sucre como una ciudad competitiva para el desarrollo industrial es una utopía, pero, en la visión de muchos empresarios que hemos decidido apostar por cambiar esa realidad con emprendimientos propios, estamos demostrando que sí es posible llevar adelante una actividad empresarial exitosa bajo las condiciones actuales cuando las leyes laborales e impositivas así nos permiten.

Algunos ven a la competitividad de una región relacionada con la abundancia de recursos naturales. Pero, ¿cómo, entonces, puede uno explicar el éxito de Alemania, Japón, Suiza, Italia y Corea del Sur, que son países con recursos naturales limitados?

Otros argumentan que la competitividad es función de una mano de obra barata y abundante. Pero los países antes mencionados han progresado incluso con salarios altos y escasez de mano de obra.

Evidentemente, ninguna de estas explicaciones son plenamente satisfactorias ni suficientes por sí solas para justificar la competitividad de una región o nación. Todas ellas contienen alguna verdad, pero parece que lo que actúa es un conjunto de fuerzas más amplio y complejo.

Está comprobado que la competitividad de una región depende, ante todo, de la capacidad de sus empresas para lograr altos niveles de productividad y de incrementar su desarrollo a lo largo del tiempo. Para eso necesitamos contar, principalmente, con emprendedores que crean en su capacidad y tengan la convicción de que es posible cambiar nuestra realidad de atraso a través de un fuerte espíritu emprendedor, con el que se lleve adelante una industria en condiciones aparentemente adversas y seguramente muy difíciles por una serie de factores. Por ejemplo, por las leyes laborales, impositivas, conectividad, costos de trasporte, etc.

De hecho en nuestra ciudad se ha comprobado con el chocolate y los sombreros —las más emblemáticas y de mayor desarrollo industrial local—, que se puede contar con industrias competitivas, aun cuando no se cuenten con las condiciones mencionadas, además de la falta de materias primas localmente y tampoco un mercado que garantice su sostenimiento. Ante todo, en estas industrias vieron alternativas que hicieron competitivas basándose fundamentalmente en la capacidad empresarial de sus propietarios.

La teoría clásica explica que el éxito de las naciones se basa principalmente en tres factores de producción: la tierra, el trabajo y los recursos naturales. Se dice que las naciones logran ventaja competitiva en aquellos sectores que hacen un uso intensivo de los factores que la nación posee en abundancia. Esta teoría, sin embargo, ha sido modernamente eclipsada por dos factores que han hecho de muchas naciones que no cuentan ninguno de los factores de desarrollo antes mencionados, los cuales son la globalización de la competencia y la fuerza de la tecnología.

Lo que debemos comprender todos los emprendedores es que un aspecto determinante para conseguir la competitividad es alcanzar una alta productividad de nuestras industrias, generando tasas de crecimiento que hagan sustentable en el tiempo. Para esto no solo debemos poner atención en factores económicos generales, sino en sectores y subsectores económicos específicos. Debemos comprender cómo y por qué se crean conocimientos y tecnologías comercialmente viables y, para ello, analizar creativamente sectores concretos que permitan hacer un emprendimiento exitoso.

Todos estos factores son determinantes, sumados a las condiciones que las leyes laborales e impositivas permitan, para alcanzar una cierta competitividad que hagan viables los emprendimientos industriales.


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