martes, 17 de enero de 2017

El cooperativismo como modelo de empresa y sus aisladas fallas



De acuerdo a las investigaciones realizadas por especialistas, la vigencia del Sistema Cooperativo data desde la edad antigua y media, aunque Cooperativismo como tal, surge en Inglaterra, país donde se origina la Revolución Industrial produciendo como consecuencia social el surgimiento de la burguesía como la clase social más poderosa; frente a la cual se desarrolla otro grupo social denominado “la clase obrera”, fruto de las reivindicaciones de esta clase, el “Movimiento Owenista” (fundado por Robert Owens 1771-1858) crea las “Villas de Cooperación” consistente en comunidades obreras dedicadas a la producción agrícola, vendiendo sus excedentes y autofinanciándose con los beneficios.

En Bolivia, el Sistema Cooperativo surge a través de los excombatientes de la guerra del Chaco con la creación de Cooperativas Agrícolas, a fines de esa década se desarrollan las cooperativas mineras, resultado de la crisis de la minería y en Chayanta departamento de Potosí (1946) es creada la primera Cooperativa de Ahorro y Crédito por el párroco Julio Tumiri, precursor de estas cooperativas en Bolivia, consolidándose este sistema con la creación de la Ley General de Sociedades Cooperativas (septiembre/1958), hoy sustituida con la nueva Ley de Cooperativas N° 356 de abril/2013.

Han transcurrido más de 80 años de la implementación de este “modelo de empresa” en nuestro país, pese a aislados desaciertos por personas que no conocen o no priorizan los valores y principios de este Sistema, ha subsistido tanto en “modelos de Estado” de tinte socialista como capitalista, sustentados por sus valores y principios que han servido de base para su creación y desarrollo; por tanto, para incentivar su implementación, está demostrado que no depende o responde a un modelo de Estado específico, tanto así, algunos autores afirman que este sistema es una respuesta a la ineficiencia del sistema capitalista (similar al planteamiento del socialismo), mientras otros, sustentan que el Cooperativismo es un modelo “camuflado” del capitalismo, cuando simplemente se trata de un modelo que plantea la aplicación de valores y principios que ni en un sistema socialista ni capitalista se observa.

Actualmente, este sistema está respaldado por la Constitución Política del Estado “Artículo 55. El sistema cooperativo se sustenta en los principios de solidaridad, igualdad, reciprocidad, equidad en la distribución, finalidad social, y no lucro de sus asociados. El Estado fomentará y regulará la organización de cooperativas mediante la ley”. Hoy se dispone tanto de la Ley como de su Reglamento, al que las Cooperativas del País deben adecuar sus estatutos y funciones; pero, mucho más importante será apoyar el desarrollo y creación de empresas bajo este modelo, que según la CONCOBOL (Confederación de Cooperativas de Bolivia), organismo que aglutina a más de 6.000 Cooperativas de todo el país (las más numerosas se encuentran en los departamentos del eje central), con más de 3 millones de asociados y más de 2 mil millones de dólares en activos, entre sus principales objetivos a desarrollar propone: Recuperar la identidad y doctrina cooperativa, incluyendo su difusión en la enseñanza secundaria y universitaria la educación cooperativa (sobre la doctrina y gestión cooperativa); Revisar y adecuar la normativa sectorial regulatoria y tributaria considerando su carácter social solidario sin fines de lucro; Elevar la productividad cooperativa mejorada y generadora de más empleo, entre otros.

Es deber de las entidades del Estado, difundir las bondades de este Sistema, al ser la educación una de las principales funciones, incluyendo en la currícula de nivel secundario y en las carreras universitarias en las que forman profesionales que desarrollarán organizaciones y emprendimientos, para que a mediano plazo opten por este modelo como alternativa de desarrollo para un “buen vivir”.

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