domingo, 17 de abril de 2016

Melamina y muebles de China desplazan la producción local


"La importación de melamina nos está liquidando a los artesanos”, afirma el maestro carpintero Dionisio Calle, quien baja la cabeza y lija los bordes del mueble en el que trabaja, fuera de su tienda en la feria 16 de Julio de El Alto.


Cuando vuelve a alzar la vista, sus ojos están empañados por los recuerdos de una mejor época en la que había demanda por muebles de mejor calidad.
"Antes vendía tres o cuatro juegos de dormitorio por semana; tenía seis empleados y trabajaba con maderas finas, ahora con suerte vendo una cama de pino los días de feria”.

De acuerdo con los artesanos de la madera y pequeños productores de muebles de El Alto y La Paz, la creciente importación de melamina desde Brasil, la escasez de madera local y sus altos precios, así como los muebles prefabricados de China han desplazado a la mueblería fina.

Además, encareció la producción y dejó en la ruina a muchos talleres pequeños.

La melamina es un tablero hecho con aserrín prensado y revestido con resina. Se trata de un material muy versátil, pero a la vez frágil y quebradizo, y a diferencia de la madera, no permite el trabajo artesanal ni la fabricación de puertas. El lunes, en un comunicado, fabricantes de muebles denunciaron que las importaciones de enseres hechos con este material crecieron nueve veces entre 2005 y 2014.

Pasé a la melamina para vivir

Rosa Mendoza sonreía el jueves desde la puerta de su tienda en la calle Pedro de la Gasca, en la zona Chijini de La Paz, mientras un camión se llevaba un juego de dormitorio recién vendido, pero su rostro se volvió sombrío al hablar de la madera.

"Tuve que cerrar mi taller por un tiempo, despedir a mis ayudantes, vender casi todas mis máquinas y pasarme a la melamina para poder vivir”, sostuvo.

Según Rosa, la razón principal para cambiar a la fabricación de los muebles de melamina fue la escasez de madera local.

"No había madera, la que podíamos conseguir era cara y de mala calidad, y la gente no compraba nuestros muebles. La melamina fue nuestra salvación en ese momento”, explicó.

Regulación ambiental
En 2010, la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Bosques y Tierra (ABT) estableció nuevas normas para regular la extracción de madera en su afán de reducir la explotación ilegal de los bosques.

Sin embargo, las medidas adoptadas afectaron también a los productores legales, lo que provocó un desabastecimiento de maderas finas en el mercado interno, así como un alza de precios y especulación, indicó en su momento el expresidente de la Cámara Forestal Boliviana (CFB), Pablo Antelo.

El sector de muebles en la feria 16 de Julio de El Alto se muestra ahora lleno de puestos y tiendas que ofrecen muebles de melamina. "Éramos muchos más, ya quedamos pocos; los compañeros han tenido que cerrar sus puestos o cambiarse a la melamina”, refirió Silverio Mamani.

Su puesto actualmente es pequeño y abarrotado. A su alrededor, los vendedores de alfombras, colchones y
muebles metálicos han tomado el lugar de sus antiguos compañeros.

"Tal vez debería irme o vender muebles chinos, pero no puedo dejar la madera, supongo que soy un romántico que se resiste a cambiar”, agregó.

El lucrativo negocio de tableros baratos

En un recorrido por la calle Pedro de la Gasca de La Paz como en el sector de muebles de la feria 16 de Julio de El Alto, Página Siete pudo observar que la venta de muebles de melamina triplica la oferta de muebles en madera fina.

"Una cama de madera puede costar 1.700 bolivianos y una de melamina 800 bolivianos, pero en una semana vendía sólo una de madera, ahora vendo tres de melamina”, indicó la vendedora de muebles Rosa Mendoza.

De acuerdo con el fabricante de muebles Silverio Laura, la elaboración de productos con este material le permitió conservar su negocio e incluso expandirlo y contratar más personal.

"Ahora tengo siete carpinteros, además de una persona para las ventas. Cuando trabajaba con madera, en las mejores épocas apenas podía pagarle a tres ayudantes”, explicó.

Según el maestro carpintero, esto se debe a que la materia prima con la que trabaja es más económica, abundante y tiene un acabado más limpio.

"No se necesita ser un artesano para trabajar con melamina, sólo práctico y eso abarata la mano de obra y el tiempo que se emplea en cada mueble”, añadió.

Otra de las ventajas es que la gente ahora busca muebles con acabados más sobrios, livianos y fáciles de mantener. "Estos muebles necesitan menor cuidado que los de madera, aunque son más frágiles” admitió.



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