lunes, 20 de julio de 2015

Los avatares de Bolivia sin el ATPDEA

La caída de las exportaciones de los textiles y productos de cuero de Bolivia a los Estados Unidos, la quiebra de una gran empresa textilera, la competencia desleal de la ropa usada contra la ropa nueva de hechura nacional y el aumento de dificultades en la dotación de materia prima para la confección de ropa nueva son las cuatro principales consecuencias del cese de beneficios para Bolivia dentro de la Ley de Preferencias Comerciales Andinas y de Erradicación de Drogas (ATPDEA, por sus siglas en inglés).
"El no seguir gozando de las preferencias del ATPDEA afectó significativamente a las exportaciones bolivianas hacia los Estados Unidos de Norte América”, sostiene el economista y docente de la Universidad Mayor de San Andrés Jorge Ordóñez, quien realizó un estudio sobre las relaciones comerciales entre Bolivia y Estados Unidos con enfoque en textiles y cuero, tomando en cuenta los datos oficiales lanzados por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Caída de las exportaciones
Pese a que las exportaciones de algunos productos, como joyería en oro y plata, evolucionaron de manera muy favorable para nuestro país, la tendencia de la balanza comercial es claramente descendente (como se observa en la línea verde de la gráfica que, en su último tramo, desciende casi en picada).
Estados Unidos es una de las economías más grandes del mundo, su Producto Interno Bruto (PIB) supera los 15.000.000 de millones de dólares. Esto significa que su economía es 1.000 veces mayor que la boliviana, algo que, según el análisis del sector exportador, debería verse no como una amenaza, sino como una oportunidad de complementación productiva.
Esto porque Estados Unidos no sólo es un gran productor, sino que es, para Bolivia y otros países de Latinoamérica, el mayor comprador. Según los datos de ese país, las importaciones que realiza cada año bordean los 2.000.000 de millones de dólares.
Según los datos revelados a fines del año pasado por el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), las exportaciones bolivianas al país del norte sumaron 1.754 millones de dólares a octubre de 2014, tres veces más que la venta externa que se logró en 2009, cuando llegaron a 471 millones de dólares. Esto al margen del ATPDEA.
La suspensión del beneficio arancelario desde el 15 de diciembre de 2008 generó la caída de las ventas bolivianas a Estados Unidos, afectando, sobre todo, a las confecciones y a la marroquinería (productos en cuero). Pese a que las exportaciones tuvieron un repunte en los últimos años, estos dos sectores no lograron levantarse; el principal producto de exportación a Estados Unidos es el oro, empero, ya el Gobierno peruano denunció que proviene de minería ilegal de ese país, que ingresa de contrabando a Bolivia para salir al extranjero.
Enatex, la muestra
Una consecuencia de la derogación del ATPDEA para Bolivia es la crisis de la Empresa Pública Nacional Textil (Enatex) (ex-Ametex) y las consecuentes secuelas para los aproximadamente 1.700 trabajadores y sus familias, ya que gran parte de su producción estaba destinada al mercado de los Estados Unidos.
Al final del primer trimestre de este año, Enatex comenzó una política de reducción de personal. La ministra de Desarrollo Productivo, Verónica Ramos, y la gerencia de la empresa estatal negociaron un crédito estatal de 20 millones de dólares destinados, sobre todo, a pagar los beneficios para despedir al personal o motivarlo a renunciar. De los casi 1.700 obreros, en un inicio, 225 dejaron la empresa a cambio de que se les pague los sueldos y otros adeudados; con la idea de que la cantidad de empleados llegue a 500.
Pero los problemas de Enatex datan desde que se llamaba Ametex, empresa que sufrió reveses desde hace por lo menos una década. Antes de ser nacionalizada, en 2012, había sido una de las empresas privadas más grandes y modernas de Bolivia y llegó a tener hasta 4.000 operarios, vendía sus productos sobre todo al mercado estadounidense, pero por los años 90 comenzó a sufrir los embates de la gran competencia de la producción china, algo que de alguna manera se palió con el ingreso en 2002 de Bolivia al ATPDEA.
Este arreglo quedó anulado en 2008 por decisión del gobierno de Evo Morales, aunque cabe señalar que el ATPDEA no gozaba de buena salud, ya que Perú y Colombia habían firmado acuerdos de libre comercio con Estados Unidos por su lado, y Ecuador, como Bolivia, decidió no seguir.
Según Ordóñez, el costo de ingreso de la materia prima al país es muy costoso debido a los aranceles. Esto hace que la competencia china y la de otras naciones asiáticas vuelva inviable a Enatex, ya que produce a precios más caros que esos países y, como consecuencia, sus productos no tienen mercado. El mercado interno es muy reducido y no absorbe una producción como la que Enatex no sólo es capaz de alcanzar, sino que debe lograr para sostenerse, peor aún si se toma en cuenta la competencia desleal de la ropa usada que ingresa por contrabando.
Las salidas que se buscaron para la producción de Enatex, como las ventas a Venezuela, quedaron también como parte de la historia de fracasos.
La ropa usada
"No parece nada racional el mantener una empresa textilera capaz de competir con las ingentes cantidades de ropa usada que diariamente ingresan de contrabando al país, recordemos que está prohibido el ingreso de ropa usada por aduanas de manera legal desde hace varios años, y los elevadísimos aranceles que debe pagar el importador de ropa nueva”, apunta el economista Jorge Ordóñez.
Los importadores deben pagar el gravamen arancelario (GA) que recauda la Aduana Nacional de Bolivia, que corresponde a un 40% del valor CIF (valor FOB más gastos de transporte y seguro), además de otros impuestos como el IVA (destinado a impuestos nacionales) y otros gastos de desaduanización.
La Confederación de Trabajadores Fabriles de Bolivia en repetidas ocasiones pidió al Gobierno que vuelva a negociar con Estados Unidos un nuevo ATPDEA, ya que al menos 9.000 trabajadores de empresas textiles quedaron sin trabajo tras su anulación. Según ellos, la industria textil agoniza por la falta de mercados, el contrabando y la venta de ropa usada.
Al contrario de mermar el mercado de la ropa usada en el país con las medidas de prohibición del Gobierno, aumentó. En cada departamento existen mercados en desarrollo de venta de ropa usada que ingresa sobre todo por la frontera con Chile, y que luego se expende sin ningún control. En recientes días, la Aduana Nacional de Bolivia anunció que coordinará acciones con el Servicio Nacional de Aduanas de Chile para restringir el ingreso de ropa usada al país.
Ya que tampoco existen fábricas de tela en el país, que es la materia prima para la confección de ropa nueva, pues también debe ser importada con el 40% del valor CIF, no se puede confeccionar ropa nueva en el país a precios competitivos con los de los productos asiáticos, los cuales se han apoderado de los espacios, más que todo en mercados enfocados en los estratos medios y bajos de la sociedad, que son la mayoría.
"Considerando que las estadísticas están al margen de toda apreciación subjetiva; los números, aparentemente fríos, sólo reflejan las consecuencias de las tomas de decisiones que se establecieron en el contexto de una relación bilateral poco favorable para muchas familias que viven de los textiles y el cuero en nuestro país, particularmente en las ciudades de La Paz y El Alto”, reflexiona Ordóñez.
Según informaciones de los medios de comunicación, sólo en Santa Cruz existen al menos 48 ferias donde se venden fardos de ropa usada, que llegan incluso a 60.000 por semana. En ese departamento, de acuerdo con datos de la Cámara Departamental de la Pequeña Industria y Artesanía (Cadepsia), en 2013 cerraron 2.000 unidades productivas del sector de confecciones textiles que generaban al menos 5.000 fuentes de empleo.
Un estudio elaborado por la profesora Kate MacLean, investigadora del King’s College de Londres, revela que el contrabando de las prendas a medio uso se valora en Bolivia en más de 40.000 millones de dólares por año, y que ingresan por lo menos 8.000 toneladas de esta ropa anualmente por el lado chileno, la mayoría procedente de Estados Unidos.

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