jueves, 19 de mayo de 2011

Un boliviano dirige la empresa latina más global del mundo

Según el ranking de empresas latinoamericanas globales que realiza anualmente la revista América economía, el primer lugar lo ocupa la empresa Brightstar, de distribución de celulares.

La compañía es de propiedad de Marcelo Claure, el hombre más rico de Bolivia. Brightstar está presente en 61 países del mundo y supera a grandes consorcios como el grupo argentino Tenaris; la cementera mexicana Cemex; la brasileña de alimentos Grupo JBS (Friboi) y la aerolínea chilena Lan. La empresa, de origen boliviano, se dedica a distribuir celulares a nivel internacional. Tuvo ventas de 6.400 millones de dólares en 2010 y emplea a 3.600 personas en todo el mundo. Claure, su presidente, es también propietario del club Bolívar.

Los inicios

En una calle de Lagos, Nigeria, un hombre coloca una mesa, un mantel y ocho celulares en venta. A los pocos minutos los vende todos, por lo que el hombre desarma la mesa y va al mayorista por nuevos celulares que vuelve a vender al poco rato, así describe los inicios de Claure la revista América economía de abril.

Esta logística tiene un factor en común: forma parte de la plataforma de servicios que ofrece Brightstar, una empresa creada en 1997 con el objetivo de distribuir celulares en el atomizado y empobrecido mercado boliviano. Su creador desarrolló un eficiente mecanismo de gestión para distribuir los teléfonos de Telcel, la subsidiaria andina de la mexicana América Móvil.

Luego lo replicó en distinos mercados latinoamericanos para después pasar a los principales mercados emergentes. Hoy, Brightstar tiene presencia en 61 países del mundo en todos los continentes, ofreciendo desde la fabricación de teléfonos, la distribución, la operación de puntos de ventas, la reparación de los celulares o la capacitación de vendedores de las operadoras.

“Brightstar es la única empresa que tiene relación con todos los fabricantes del mundo desde Apple y RIM, hasta Motorola y Samsung”, dice Claure.

No es un tema menor. Con casi un dispositivo por habitante en el planeta, la telefonía celular se ha convertido en la tecnología más popular en la historia. Los consumidores conocen bien las marcas de los celulares como Motorola, Nokia o Apple que diseñan los teléfonos de última tecnología que llegan a sus manos, así como también conocen bien a las operadoras que les cobran las cuentas por los minutos hablados mes a mes. Pero en gran parte del proceso logístico que permitió esta masividad, hay un grupo de empresas de servicios especializados entre las que Brightstar es la más grande.

“Los operadores trabajan con integradores, con mayoristas de valor agregado, para hacer justamente toda la logística, la reposición de los cables y la importación de dispositivos, la puesta de estos dispositivos en los canales de distribución como el retail o en sus propios puntos de venta”, dice Patricio Soto, analista de telecomunicaciones de IDC.

Los números de la empresa número uno del ranking de multilatinas de América economía hablan por sí solos. Facturó 6.200 millones de dólares en 2010, pese a que en 2009 tuvo un año para olvidar: durante la crisis las ventas cayeron en los mercados desarrollados, obligándola a cerrar operaciones en India y el Medio Oriente, reduciendo su plantilla en casi un 25% para reducir costos. Pero el estallido de la demanda por Smartphones, especialmente en los mercados emergentes, operó como catalizador de un crecimiento cuyo fin no se vislumbra en el corto plazo.

“Principalmente porque tenemos un modelo de negocio altamente replicable en cada geografía”, dice Claure, “y tenemos economías de escala: Brightstar es el mayor comprador de teléfonos celulares en todo el mundo”.

“Existe una clara tendencia a consolidar operadores aprovechando economías de escala a nivel global”, dice Andrés Marchant, socio y experto de telecomunicaciones de Ernst & Young. “Esta tendencia es tan fuerte que algunos analistas piensan que sólo sobrevivirán unos seis o siete operadores globales”.

Bolivia global

A muchos debe sorprender que la empresa más global de América Latina no haya sido obra de un brasileño, de un mexicano, de un argentino o de un chileno. De hecho el proceso económico que vive Bolivia ofrece pocas condiciones para la internacionalización de sus empresas. Es por ello que, a los pocos años de iniciar sus servicios, Claure decidió mudarse a Miami desde donde empezó a atacar el mercado de EEUU y sus primeros mercados en Asia. Pero el poder de mercado adquirido por Claure no está libre de polémicas. En 2009 el operador móvil australiano Telstra decidió cortar su contrato con la subsidiaria local de Brightstar. Después de un enfrentamiento legal con la comisión de valores de Australia, la empresa reveló sus resultados: un margen antes de impuestos de 30% entre 2007 y 2008.

En la vecina Nueva Zelanda ocurrió algo similar. Según el diario local Dominion Post, Telecom New Zealand exigió cambiar las condiciones del contrato para “compartir más el riesgo y el rendimiento”, según un vocero de la compañía. El mismo medio señaló que la subsidiaria local de Brightstar obtenía un envidiable margen bruto de 54%.

Estas escaramuzas no sólo revelan que Claure es un negociador duro. También evidencian que en la industria de las telecomunicaciones ni los grandes operadores ni los fabricantes de equipos tienen necesariamente la sartén por el mango.

Para conseguir su actual posición de mercado, el boliviano apostó tempranamente para que Brightstar tuviese un alcance global. La estructura actual de la empresa sigue ese mandato. “Yo vivo en Miami, pero mi director de tecnología está en Europa, mientras que el de finanzas está basado en Chicago”, dice Claure. Se trata de una novedad, porque hasta 2009 la compañía creció orgánicamente en base a agresivos contratos con sus clientes. Recién hace dos años inició una serie de adquisiciones que le permitirían entrar a nuevos mercados, consolidar su presencia en otros donde ya estaba presente o acceder a nuevos nichos del negocio de servicios de celulares.

Un ejemplo es la compra que hizo de la empresa holandesa MCC o de la austriaca ATK, nuevas piezas en su estrategia europea. Inversionistas de tecnología de EEUU aportaron 450 millones de dólares en distintas rondas de financiamiento y 12 bancos de inversión participaron en la emisión de bonos por 250 millones de dólares. Según algunos observadores, el paso lógico de Claure sería realizar una oferta pública de acciones en EEUU.

Hasta 2009 Brightstar creció en base a agresivos contratos. Hace dos años inició una serie de adquisiciones para entrar a nuevos mercados.

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