viernes, 14 de diciembre de 2007

En productividad, Bolivia debe aprender de China

* El país se aleja cada día más del desarrollo de la economía y el comercio mundial

Bolivia debería seguir el ejemplo de la República Popular China, que se convirtió en apenas 20 años en una de las primeras potencias económicas de nuestro planeta. La revolución socialista iniciada el 1 de octubre de 1949 se ha desarrollado de tal manera, que la convirtió en un país socialista desarrollado y en el principal socio comercial de los Estados Unidos, la Unión Europea y Japón.

“La China popular tuvo la genialidad de insertarse eficiente y rápidamente en la economía mundial, a través del establecimiento de zonas especiales, que se han convertido en los lugares de mayor atracción de la Inversión Extranjera Directa (IED), alcanzando el año 2005 la suma de 70.000 millones de dólares”, afirma Julio G. Alvarado A., Especialista en Comercio Internacional, catedrático universitario y diplomático de carrera.

Al término de un periplo de una semana al continente asiático, Alvarado tiene firme la idea de que “mientras Bolivia se debate en una situación tensa, incierta y con convulsión social, priorizando la agenda política de la confrontación, olvidando completamente la agenda productiva –que da de comer a los bolivianos–, otros pueblos han apostado por construir sus países en paz y unidad para elevar el nivel de vida de sus habitantes. Uno de esos extraordinarios ejemplos es la República Popular China”.

Al respecto, relata que “en un rápido recorrido por Beijing y sus alrededores se puede apreciar una febril actividad en la construcción, en las avenidas y en las autopistas es notoria la cantidad de camiones cargados de mercancías y material de construcción. Las modernas construcciones se intercalan armoniosamente con las edificaciones chinas milenarias”.

Alvarado estuvo presente en Beijing para asistir a una conferencia sobre Comercio Internacional y tuvo la oportunidad de apreciar el acelerado desarrollo de ese país y las tradiciones milenarias de la cultura oriental que, hoy por hoy, la han situado en lugar de preferencia.

De ese modo, da cuenta que el crecimiento anual del Producto Interno Bruto (PIB) esta gestión será del 11 por ciento anual, lo que significa que con esas tasas de crecimiento, China duplica su riqueza social cada 7 a 8 años. Desde 1978, incrementó su producto interno bruto por habitante de 178 dólares a 1.800 dólares el año 2007.

En tanto que las metas para el 2010 establecen duplicar el PIB por habitante, es decir 3.600 dólares. “A pesar de este impresionante desarrollo económico, existen aún millones de chinos y chinas que viven por debajo del nivel mínimo vital de 2 dólares al día, sin embargo este maravilloso país disminuyó ese bolsón de pobreza desde 1990 hasta el año 2005, de 73 a 32 por ciento”, afirma Alvarado.

Crecimiento inevitable

No obstante la bonanza de China, observa que también subsisten problemas, como la relación de los ingresos entre el campo y la ciudad, ya que mientras la renta por habitante urbano creció un 12,1 por ciento con respecto a 2005, y se situó en los 1.717 dólares, la de los habitantes rurales aumentó en un 10,2 por ciento hasta los 527 dólares, como la baja productividad de la agricultura, que todavía concentra un 45% de la población económicamente activa o la contaminación medioambiental.

“Frente a esos grandes desafíos la República Popular China avanza segura por la senda del progreso, elevando el nivel de vida de más de 1.300 millones de habitantes”, asevera el experto en comercio internacional.

China tiene varias nacionalidades y grupos étnicos, 56 nacionalidades con 105 millones de chinos forman parte de la sociedad china, “sin embargo todos ellos forman parte de ese gran ejercito de constructores de la nueva China, el dragón despierto”.

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